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El consejero bíblico


Los peligros de la pornografía / Continuación

... ayuda para sus vidas. Todas las iglesias tienen que tener Hnos. que puedan charlar con la juventud para evacuar las dudas de estos. También todo padre o madre cristiano tiene que tratar estos temas con sus hijos , cuando llegue la edad. Si no lo hacemos nosotros, el mundo le dejara sus enseñanzas que nada tienen que ver a lo que Dios enseña.
El Señor tiene el copyright del sexo, él lo creo, y es algo hermoso, y él nos enseña que debe ser dentro de los parámetros del matrimonio. Bien sabemos que el enemigo trata de deformar todo lo creado por Dios, y la infidelidad, el sexo libre, la pornografía, la bisexualidad, son cosas comunes en el sistema mundo.

La pornografía en sí es un crimen; sus víctimas están por todas partes, pues esta incita a las personas que en su imaginación cometan adulterio mental o fornicación; produce deseos contrarios a la voluntad que Dios tiene para nuestra vida; aviva las pasiones y la excitación sexual, especialmente en los hombres, haciéndoles peligrosos en potencia para las mujeres y los niños.

Cuando cedemos a nuestros apetitos sexuales y comenzamos a ver videos, películas y revistas explícitas o por Internet, descubrimos que la pornografía causa adicción. Nos hace desear más y más materiales, y al igual que el alcohol y las drogas, destroza vidas. Luego comienza nuestra lucha con esta adicción que paraliza nuestra espiritualidad, pervierte nuestra forma de ver el mundo, deforma nuestra vida social y destruye cualquier posibilidad de que Dios nos utilice. Los adictos a la pornografía están convencidos de que todas las mujeres se pasan el día ansiando mantener relaciones sexuales. Si una mujer se resiste, lo que quiere en realidad es que el hombre se imponga a ella y la tome por la fuerza; de ahí por qué tantos delitos de violaciones, adulterio, pedofilia, sadismo, y una innumerable lista. Es muy difícil poder dejar la pornografía. La lujuria consume, aunque no satisface. La pornografía promete todo, pero no da nada; la adicción jamás será comprendida en su intensidad por aquellos que no han estado atados, tampoco el deseo que sienten los adictos. Se debe ser lo más comprensivo y compasivo posible, ya que son hijos de Dios que tienen mucha importancia para Él y que han cruzado sin querer esa línea invisible. Son esclavos de una forma de vida que los conduce a la aflicción y la ruina, y no saben cómo dejarla.
Quizás querido hermano esto te tiene atrapado, pídele perdón al Señor, reclama de sus fuerzas ...

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